¿Qué significa tocar fondo?
Llegar al límite, decir “hasta aquí”, estar saturad@ de algo y no poder seguir así, quedarse sin fuerzas para seguir de la misma manera. Implica algo así como ¡no sé qué más hacer o cómo salir de aquí, pero sé que tengo que hacer algo! Llegas a un punto de agotamiento tal que no ves salida a esa situación, te quedaste sin recursos ya, sin energía para seguir adelante. Es una rendición total a la vida, un ¡se acabó!
¿Cómo se llega a tocar fondo?
Hay muchas formas de tocar fondo; ya que el límite o umbral que pone cada persona es diferente dependiendo de su educación, cultura, creencias, valores..
Hasta llegar al límite la persona va asumiendo y aceptando, de manera sutil, sin ser consciente realmente; ciertas actitudes, comportamientos, justificaciones, excusas…y las va integrando dentro de una “falsa normalidad”. Es decir, va normalizando los hechos y las situaciones de manera inconsciente. Es como que la persona va perdiendo su fuerza de voluntad para decidir y/o poner límites.
Venimos de una cultura donde el “aguantar”, en su versión negativa, formaba parte del día a día. Aguanta implica mantén esa situación aunque no te guste y te esté haciendo daño, en contra de lo que quieras hacer realmente. Ej: aguanta en ese trabajo, a pesar de que te estén humillando, a fin de cuentas es un buen trabajo, te pagan bien y necesitas el dinero; aguanta a esa pareja, aunque te maltrate, donde vas a ir tú sola teniendo hijos..
Y es así, de esa forma, donde vamos añadiendo a nuestra mochila situaciones y comportamientos que nos perjudican, dañan nuestra autoestima, nuestra integridad, nuestra valía personal…quedando en muchas ocasiones anuladas como personas, pensando más en el bien de los demás que en el nuestro propio, anticipando las necesidades del otro antes que las nuestras propias.
El problema aquí es que no somos conscientes de esos “pequeños y aparentemente insignificantes” comentarios y los vamos justificando y normalizando diciéndonos en nuestra mente: “es verdad, tiene razón”, “a donde voy a ir yo sin ese trabajo”, “sin mi pareja no soy nadie”…Y no somos conscientes hasta que la mochila se llenó y no cabe más…y entonces estallamos tomando decisiones radicales, extremas.
Muchas veces no necesitamos ni siquiera que personas de nuestro entorno hagan esos comentarios. Nuestra vocecita interior habla en boca de esas personas. Ej: Mi familia no aprobaría esto que quiero hacer; ellos me dirían “x cosas”…Nos auto-saboteamos nosotros mismos con palabras o comentarios que nunca fueron dichos.
En todo mi proceso de crecimiento personal he aprendido a integrar la palabra aceptación que tiene una connotación muy diferente a la palabra “aguantar”. La palabra aceptación te permite tener libertad de elección; poder decidir qué es lo mejor para ti, y de esa manera poder ser consecuente con ello. Como dice Byron Katie en su libro “Amar lo que es” que recomiendo:
“Sufrimos cuando no aceptamos la realidad tal y como es; cuando creamos resistencia a lo que es a través de nuestros pensamientos. Podemos cambiar la realidad, la verdad, cambiando nuestros pensamientos de ella; nuestra percepción de la misma”. Byron Katie
Aguantar=sufrimiento, presa, sin salida.
Aceptar=libertad, soltar, fluir.
Tenemos siempre opciones; o hacer algo por cambiar la situación que no nos gusta, poniendo límites; o aceptar que la situación es así y soltarla, salir de ahí y decidir no formar parte de ella.
“Cuanto más claramente te comprendes a ti mismo y comprendes tus emociones, más te conviertes en un amante de lo que es”. Baruch Spinoza
Aprendamos a escucharnos en el día a día, a observar nuestras emociones ante lo que estamos viviendo; pongamos límites; reforcemos nuestra autoestima. La vida es corta y es nuestra responsabilidad, y solo nuestra decidir cómo queremos vivirla; desde la contracción limitante o desde la expansión. ¡De ti depende!
¡Estaré a tu lado en este proceso de cambio si te comprometes a llevarlo a cabo!
Mariel Martínez – La Candela de Mariel