La sociedad de hoy en día nos hace estar en la mente, en el hacer, producir, trabajar..Cuánto más hagas mejor, más productivo eres, más te valorarán y más reconocimiento tendrás. Tienes que esforzarte, luchar por conseguir aquello que quieres. Da la sensación de que la vida es un campo de batalla donde sólo el más fuerte sobrevive, sólo el que tenga una mejor estrategia de supervivencia llegará al final. Y yo me pregunto ¿Cuál es el sentido de conseguir más? ¿Para qué lo hago? ¿Para quién lo hago? Qué triste pensar que la vida es una guerra continua donde, si me descuido, otros me pisarán porque son mejores que yo.
En este hacer que ya desde pequeños se nos inculca, no por deseo propio, sino porque nuestros padres piensan, sienten y quieren lo mejor para nosotros y por ello hacen que estemos preparados para la batalla; nos olvidamos de nuestro cuerpo, de nuestras necesidades. Lo importante es hacer un buen trabajo y ya después comerás, si tienes tiempo, ya harás ejercicio, si puedes, ya irás al médico por esa molestia, si es que sientes la molestia…Nos insensibilizamos y/o acostumbramos a no sentir dolor, a no permitirnos el cuidado físico.
Cuando nos desconectamos del cuerpo durante un tiempo determinado éste nos avisa y entonces nos hace parar el ritmo, a veces nos frena en seco y nos dice. “Tú no continúas tu ritmo hasta que observes lo que pasa”. Es entonces cuando el cuerpo nos manda una señal, un mensaje para que hagamos algún cambio en nuestra vida. Es un mensaje diciéndonos que algo no va bien. Solo entendiendo lo que esa señal nos dice seremos capaces de hacer los cambios o ajustes necesarios.
Para escuchar el cuerpo es necesario por tanto la autoobservación, que podemos conseguir con momentos de mindfulness, meditación, permanecer en silencio, con los ojos cerrados y dejándose sentir (tensiones, temperatura, el peso del cuerpo, dolor o molestia). En esta observación no se pretende cambiar el estado de la molestia sino que se pretende ser consciente de ella.
Cuando llegas a casa agitado por un día duro de trabajo o estás sometido a mucho estrés normalmente entras en un bucle mental en el que no paras de dar vueltas en la cabeza a una situación o conflicto. Y cuanto más te enfocaste la solución más nos cuesta encontrarla. Es difícil salir de ahí. Esto va unido a sensaciones y emociones de Ira, ansiedad, angustia, culpa, tristeza…energía que pide una liberación, una transformación.
En esos casos es muy útil bajar esa energía al cuerpo; ponerse a hacer ejercicio, o simplemente saltar o bailar. Pruébalo durante 5 o 10 minutos y observa cómo cambia tu estado de ánimo. Las emociones son energía que pide manifestarse; y cuando la reprimimos y no dejamos que se libere se acumula en una zona del cuerpo, quedando atascada ahí hasta que decidamos hacer algo.
Somos seres holísticos, es decir tenemos integrados alma, cuerpo y mente de manera que indivisible por lo tanto lo que afecta a cada una de las partes afecta al todo.
La Bioenergética, desarrollada por Alexander Lowen es una terapia muy buena para trabajar el cuerpo y combinada con otras terapias como la transpersonal, hacen que los resultados en la persona sean asombrosos.
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