La palabra Rechazo implica no querer, no aceptar, no tener nada que ver, despreciar a otra persona.
La persona que sufre esta herida, por lo tanto, no se quiere, no se acepta y se desprecia a sí mismo en su interior. No se siente digno de vivir; rechaza su propia existencia. Cuanto más intensa sea la herida más se rechaza a sí mismo y atrae más a su vida experiencias donde se sienta rechazado; por hermanos, compañeros de trabajo, amigos…Es como si estuviera buscando experiencias que confirmen su creencia de que no es digno de valoración, de aprecio. Se coloca en una posición de víctima donde son los demás los que le rechazan. Mientras esté en esa situación donde genere lástima por sí mismo más lejos estará de sanar su herida.
De las 5 heridas esta es la primera que surge ya que incluso puede aparecer incluso durante el embarazo.
2 ejemplos de esta herida son:
- El bebé que llega sin ser esperado, como se suele decir “por accidente”.
- El bebé que nace del sexo contrario al que deseaban sus progenitores.
Las personas con esta herida quieren pasar desapercibidas, ser invisibles, tienen miedo a molestar, a mostrarse tal cual son, no dicen lo que piensan ya que sienten que no es importante para los demás, temen no ser comprendidas. Para protegerse del sufrimiento de su herida, las personas portadoras de ella se pondrán la máscara de “huida”. Prefieren escapar y huir de la gente antes de ser rechazadas por nadie. Por ello, cuando tienen el menor indicio de que esto puede pasar, huyen. De esta forma evitan el sufrimiento que les causa ser rechazados.
De niños viven en su mundo de fantasía, son tranquilos, obedientes; no quieren causar problemas. Son niños solitarios, con pocos amigos. Suelen ser personas reservadas, que hablan poco.
Esta herida del rechazo se muestra en el aspecto físico de las personas que la portan. Su cuerpo es como si quisiera ocupar poco lugar; son personas delgadas, contraídas, como si la piel se le pegara a los huesos, suelen encorvar de hombros y tener la cara y los ojos pequeños (con una mirada ausente, perdida). Lógicamente todas estas características se dan en mayor o menor grado en función de la intensidad de la herida. Hay gente que porta una herida del rechazo muy profunda (en ese caso tendrá muchas de las características mencionadas) y hay otra gente que porta la herida en menor medida.
Las personas con la herida de rechazo suelen ser personas espirituales y poco o nada materialistas. De alguna forma es como si pensaran que el acumular cosas materiales les va a dificultar llevar a cabo su huida cuando sea necesario.
La herida del rechazo proviene del progenitor del mismo sexo. Éste, a su vez, es portador de esa misma herida por parte de su progenitor. Este rechazo que sentimos por parte de este progenitor nos hace a su vez rechazarlo a él/ella; estar resentidos hacia ese progenitor.
El progenitor del mismo sexo nos enseña a amar y amarnos a nosotros mismos; mientras que el progenitor del sexo contrario nos enseña a dejarnos amar, a ser amados. Por lo tanto si somos portadores de la herida del rechazo y a su vez rechazamos a la persona que nos enseña a amarnos a nosotros mismos; no aprendemos a hacerlo (ya que no tomamos a ese padre/madre como modelo a imitar, a seguir). Todo ello explica las dificultades que tienen las personas con esta herida para aceptarse, amarse, valorarse y reconocerse a sí mismos.
Ante la falta de reconocimiento y valoración de su persona, de su ser; concentran su energía es ser perfectos en lo que hacen. Ponen más esfuerzo en el hacer que en el ser. Buscan reconocimiento en lo que hacen para suplir la falta de reconocimiento por lo que son. Esa búsqueda de perfección es una forma de huir del juicio y crítica de cometer algún error; ya que considera ese juicio y crítica como rechazo. Si hace las cosas perfectas no le van a criticar y juzgar y por lo tanto no le van a rechazar (ese es el pensamiento).
“Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mismos pero no queremos ver” Lise Bourbeau
El origen de cualquier herida proviene de la incapacidad de aceptar y perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos o lo que los demás nos han hecho; y que hace nos coloquemos la máscara de huidizo (en el caso de la herida del rechazo) y no ser nosotros mismos; no estar conectados con nuestra esencia, con lo que verdaderamente somos.
Si quieres más información sobre esta herida u otros cuestiones sobre crecimiento personal, bloqueos..no dudes en contactarme a través de www.marielmartinezterapeuta.com o en RRSS (Facebook, Instagram, Youtube). Estaré encantada de acompañarte en tu proceso personal.