El año 2020 fue un año diferente para todos. A cada uno de nosotros nos afectó de alguna forma, cambió nuestros hábitos, nuestras rutinas, nuestra forma de trabajar, de relacionarnos, de organizarnos..A algunos le habrá tocado de cerca el Covid19 con alguna muerte de un familiar o amigo…pero en mayor o menor medida nos afectó a todos.
Yo considero el 2020 como un paréntesis en nuestra vida que redujo nuestro frenético ritmo y nos hizo parar en seco. Es como si el Universo nos dijera “ no corráis!, a donde vais tan rápido! Y de repente, cansado de que no le hiciéramos caso nos apaga los motores o nos pincha una rueda obligándonos forzosamente a reducir nuestra velocidad y a quedarnos parados.
Quiero contaros lo que personalmente significó para mí el año 2020 que dejamos atrás, y quiero dividir sus regalos en 3 categorías:
Nivel Personal
El 2020 para mí significó un salto cuántico en mi vida, ha habido muchos cambios a nivel personal y profesional y todo por seguir mi sueño para lo que tuve que dejar atrás todo aquello que no me aportaba, que como dicen no sumaba sino que restaba. Y ¿qué ocurre cuando cierras un ciclo en tu vida? Pues que es necesario y fundamental pasar un duelo o periodo de reflexión analizando todo el aprendizaje que esas experiencias nos enseñaron y transitando por las fases del duelo, que son necesarias para dejar atrás lo que no nos sirve, soltar lastre y así avanzar ligeros hacia la nueva etapa.
El periodo de confinamiento me ayudó enormemente a pasar por ese periodo de introspección, donde dirigí mi mirada hacia mi interior, tomé conciencia de muchas situaciones de mi vida y solté “la basura” que acumulaba, quedándome mucho más liviana que antes y con una mirada más fresca para recibir amorosamente las sorpresas y nuevas oportunidades que la vida me presenta.
Es entonces cuando de repente se empezaron a dar muchas sincronías en mi vida; lo que otros llamarían casualidades. Y todas me dirigían hacia el camino nuevo que estoy transitando, hacia la consecución de mi plan de vida. ¿Curioso no?
Creo firmemente que cuando uno es lo suficientemente valiente para perseguir sus sueños, el Universo confabula a su favor. Y eso es precisamente lo que me está pasando.
No voy a entrar ahora en detalles, sólo me queda agradecer enormemente al 2020 por todas las bendiciones y regalos que me ha dado.
Confianza en la Sociedad:
Por otro lado he visto en este periodo de confinamiento una serie de valores que me hicieron volver a creer en el ser humano y en la unidad de todos, con independencia de la raza, religión, país…tales como:
- Solidaridad
- Generosidad
- Compasión
Unidad:
El hecho de que las reuniones presenciales se hayan suspendido en favor de las virtuales también lo considero una ventaja en parte. Me explico. Si es verdad que el contacto personal hace que empaticemos más con el otro y que el nivel de conexión pueda ser mayor por poder compartir más cosas; la necesidad hizo que para estar conectados usemos más las diferentes plataformas virtuales que existen en el mercado uniéndonos de esa forma con gente de países de todo el mundo con la que no hubiéramos podido conectarnos si no fuese por esta vía.
De esta forma somos capaces de vernos como ciudadanos del mundo donde las distancias no son un obstáculo para la comunicación y el intercambio de información y conocimientos.
En definitiva, con todo esto mi balance de este año que acaba es muy positivo, con independencia del drama en sí que ha provocado en muchas familias.
También quería aclarar que esta reflexión la hago desde el respeto por aquellas personas que lo han pasado y siguen pasando mal por haber sido afectados en primera persona por esta enfermedad y desde la admiración por todas aquellas otras personas que han dedicado su tiempo y esfuerzo en erradicarla y ayudar al otro.
Ahora que empezamos un nuevo año “No olvides cerrar ciclos y poner puntos finales. Estás a punto de vivir un montón de historias nuevas, no las arruines llevando al futuro un pasado que no existe”
